El otro día íbamos caminando por Madrid camino a Chueca y nos entraron ganas de cenar. Empezamos a buscar un sitio donde tomar algo y la mayoría se tornaban bastante caros. Sitios con una imagen exquisita o con terrazas destinadas a enganchar a los turistas, y siempre con unos precios desorbitados. Ya nos estábamos dando por vencidos cuando encontramos un modesto bar de los de toda la vida cuando rondábamos por la Calle Pelayo.
Ubicado en el número 72, Oh Galo es un local que ofrece raciones y bocadillos acompañados de una buena bebida y una suculenta tapa por un precio más que razonable. Nosotros pedimos la bebida y nos trajeron croquetas, empanadillas y un panecillo con tomate y jamón. ¿No está mal para empezar, no?
Para cenar optamos por picar unas patatas bravas (5€) y unas alitas de pollo (7,5€), pero cual fue nuestra sorpresa cuando nos sirvieron un gigantesco plato de patatas y otro con más de una veintena de alitas. La calidad estupenda y el servicio mejor. Camareros atentos y muy simpáticos, con esa gracia natural que encuentras en los bares de siempre.
Pese a que estaba buenísimo no pudimos acabarnos toda la comida, pagamos 20€ con dos cervezas grandes y una Coca Cola y nos despedimos hasta la próxima. Apuntado queda el sitio para volver con hambre y probar el resto de raciones, que por lo que pudimos ver, también tenían muy buena pinta. ¿Os animáis?
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