Javier Castillo revolucionó Amazon cuando lanzó su primera novela «El día que se perdió la cordura«. Ahora su primera publicación, tras ser lanzada también a papel, cuenta con casi más de 100.000 lectores. Una novela a la que dio vida en sus trayectos en cercanías hacia Málaga capital, dónde trabajaba.
El escritor malagueño presenta ahora la segunda parte, «El día que se perdió el amor«. Hace una semanas estuvo en Madrid y pudimos hablar con él.
Al contrario, gracias a vosotros. Es como esos sueños que piensas que siempre les ocurren a otros. Está siendo muy bonito. Estoy contentísimo.
- ¿Cómo a un chico de finanzas se le ocurre ponerse a escribir?
Bueno, yo creo que en realidad la pregunta es al contrario ¿Cómo un chico que escribe estudia finanzas? Porque yo escribía desde que tenía 14 años y estudie finanzas más bien por ser práctico. Al final, dices no me voy a dedicar a escribir, es muy complicado y casi imposible vivir de ello. Así que, me metí en empresariales por tener una salida profesional.
- Pero podías haber optado por periodismo, por ejemplo.
Claro, pero al final esta es una de esas decisiones que crees que es la mejor y nunca lo sabes.
- ¿Cuándo comenzaste a escribir?
Pues con 13 – 14 años ya escribía relatos cortos e intenté ganar algún concurso, pero los perdí todos porque siempre he escrito fatal en este sentido del relato. Pero es algo que me gustaba mucho, escribir tramas pequeñitas con giros, aunque, siempre como máximo 20-25 páginas. Un día tuve un sueño con el que empecé la escena inicial de la primera novela y eso me lanzó a escribirla. Y ha sido una auténtica pasada todo lo que ha ocurrido.
- Pero, ¿Pasar de relatos a una novela en función de la narrativa tiene que ser complicado?
Claro, pero yo suelo escribir capítulos cortos que enganchan al final, son como mini relatos. Eso me sentía más capaz de hacerlo, pero yo creía que me iban a leer mis amigos y mi familia, y no esta locura de 19 ediciones, y cada edición más grande que la anterior. Es una locura.
- ¿Y de dónde sacas la inspiración? Porque las vistas de las cercanías camino de Málaga capital no son exactamente lo que dicen ser entretenidas
Arranqué de ese sueño que tuve, y estuve bastante tiempo pensando delante del ordenador con la página en blanco. Pero usaba mucho a la gente del tren de referencia: gestos, manos. Por ejemplo, necesitas unas manos gruesas y hay alguien en el vagón con esas características. Es un sitio curioso para escribir. Vas viendo muchas caras, muchas actitudes… y es bonito. Bueno, puede que un poco friki ¿no? o un poco psicópata.
- Y esa ambientación en un sitio tan lejano como EEUU en vez de en Málaga
Me lo preguntan mucho y es que yo escribo al contrario que la mayoría de los escritores. Primero pienso en los personajes y en la trama y luego elijo el mejor sitio para ellos, y si debido a dónde estén les tengo que dar algún matiz lo hago. Y en este caso la trama venia perfecta para EEUU y no para Málaga. La hubiera podido encajar, pero tendría que haber retocado muchos detalles.
- Leí que no habías visitado ninguno de esos sitios, sino que los mirabas por Google Street view
Bueno, ahora ya sí he estado, pero es verdad que cuando lo escribí no. Aunque me quedan muchos por conocer… a Boston no he ido, a Quebec tampoco y bueno, hay algunos lugares que son inventados. Pero, por ejemplo, cuando escribí la primera novela no había ido a Nueva York y ya sí. Si, miraba los sitios por Google Street View y la verdad que está muy bien. Aunque vayas a a los sitios, te metes y puedes ver que había por ejemplo, en una esquina concreta que por mucho que hayas hecho fotos no te acuerdas, y es mejor cuando estas escribiendo poder acudir a esas referencias.
- Y, ¿Tienes pensado hacer algo ambientado en Málaga?
Lo que estoy escribiendo ahora, otra novela, no, pero tiene un por qué y cuando la publique se entenderá perfectamente. Como he dicho antes elijo primero a los personajes y la trama y luego el sitio, y es que encaja perfectamente el sitio. Cuando lo leas es que vas a decir jolín, es verdad.
- En el mundo de las cofradías se mueven muchas cosas…
(risas), la verdad que sí, algún muerto por ahí se puede encontrar. Hay uno muy bueno ambientado en algo parecido Siete lágrimas rojas creo que se llama.
- ¿Cómo ha sido todo el impacto del éxito?
Fue muy exagerado, yo no me lo esperaba. Cuando lo publiqué, yo lo subí a Amazon y me olvidé y entré como a las dos semanas y estaba en el número uno. Y yo dije, esto tiene que estar equivocado, no puede ser… Lo intenté mover porque creía que estaba por orden alfabético. Es como una sensación de incredibilidad. Pasan las semanas y sigue ahí, y te das cuenta de que no es un error momentáneo. Es cumplir un sueño.
- ¿Crees que el futuro está en estas plataformas más que en las editoriales?
No, hay algo en el libro en papel que no se puede trasladar. En realidad, es una tontería, es esa sensación de conforme vas leyendo el agarrar el trozo que llevas leído es un placer. Es decir, el ver ya voy por aquí. Ese placer nunca lo va a dar un libro electrónico, es imposible. Y es algo tan bonito que nunca va a desaparecer. Es una sensación distinta. Lees más concentrado sobre papel, es cuestión de textura.
En teoría iba a ser así, se iba alanzar primero en Amazon de forma independiente. Pero, Suma de Letras hizo una buena apuesta por la segunda novela y no me parecía tampoco justo que, habiendo apostado por la primera novela, aunque había tenido éxito en digital, dejarles tirados. Ni justo para ellos ni para los lectores que ya me habían comprado en papel.
- ¿Es mejor una buena historia, o una historia bien contada?
Una historia bien contada. Puedes contar una historia muy tonta de una forma sublime y hacer un novelón. Por ejemplo, Leviathan en Wikisource, explota un coche en mitad de una carretera de Wisconsin y ahí alguien que lee la noticia, y te cuenta porque cree que conoce a esa persona que acaba de morir. Es una obra maestra.
- ¿Crees que tus novelas se pueden llevar a la gran pantalla?
Bueno, se van a llevar a la pequeña. La primera novela ya se han firmado los derechos y va a ser una autentica brutalidad. Al principio, parecía que iba a ser una película y al final va a ser una serie. Pero, vaya esto si que no me lo imaginaba cuando estaba escribiendo en el tren de camino al trabajo.
- Supongo que estarás implicado en todo ese proceso
Lo voy a intentar porque es algo muy bonito. Más por curiosidad y cariño que por otra cosa. Tengo la sensación de que va ser un gran trabajo. Conozco a la productora y han hecho auténticas seriazas, así que va a salir impresionante.
Es muy complicado, en mi caso tengo la suerte de que sí. Pero claro, también conozco otros escritores que, igualmente, son geniales y no venden tanto. Es difícil porque se publica muchísimo, vas a una librería y tienes tantas opciones que es muy complicado que coincida que todo el mundo coja el mismo.
- Hay una frase en la contraportada de El día que se perdió la cordura: “A veces el destino nos pone a prueba para que sepamos que existe”
Hay una parte en la vida, que yo creo que nos pasa a todos, en la que piensas que las cosas que estas haciendo en un tiempo concreto no sirven para nada, no te llevan a ningún lado. Pero pasan los años y te acuerdas y dices aquella cosa que hice por la que conocí a X que me presentó a ese jefe que me consiguió aquel trabajo y eso me ha llevado aquí, a estar con el amor de mi vida, el trabajo de mis sueños, con una familia maravillosa… Mientras lo estas haciendo no tiene sentido.
- Tus libros tienen mucho que ver con la casualidad, el destino, las coincidencias…
Hay una frase que dice que la casualidad es el destino disfrazado de inocencia. A mi me gusta mucho esa sensación de que todo, al final, en la vida tiene sentido.
- ¿Cuál de los libros te resultó más complicado de elaborar?
El día que se perdió el amor fue más complicado porque hubo un momento en el que decidí que en lugar de tres novelas iban a ser dos, por lo que tuve que reunificar la tercera novela que tenía en cabeza en una única novela. Tuve que simplificar un poco una de las tramas para que encajara todo.
- A mí lo que más me llama la atención son los títulos
Fíjate, los títulos del primero me vino escribiéndolo, y hay un momento siempre que me encanta que es descubrir el título en la propia novela. Y en la primera aparece como un título del New York Times. En la segunda no es tan explícito, pero también hace mucha alusión a lo que pasa en la novela.
- ¿Cuáles son tus referentes literarios?
Leo todo lo que sea thriller, novela negra o de suspense actual. Y luego, claro, están los clásicos Agatha Christie, Stephen King… incluso otros géneros. Intento leer de todo para tener muchos matices. Soy un lector apasionado, pero también un crítico muy duro, soy de los que abandonan muchos libros.
Porque es el que siempre he escrito, no sabría decirte por qué no. Es el que más disfruto, el que más leo, al final es el que me apasiona. El que te hace pensar, me gusta leer como si fuera un juego.
- ¿Escribir se aprende escribiendo o leyendo?
Los dos, yo la gente que me dice quiero escribir, pero no escriben le digo lánzate, que ya mejoraras. Pero también leyendo mucho porque aprendes estructuras, tiempos, técnicas… Por eso yo leo tanto a los grandes porque ahí encuentras todo, y luego en los libros actuales están las tramas que enganchan. Tienes que mezclar trama y técnica.
- ¿Qué esperas de Cuando se perdió el amor?
Espero que entretenga y que a la gente le guste la resolución de la trama. Que digan que buen rato he pasado leyéndolo. Es verdad que hay tantos libros que es difícil encontrar uno original, yo quiero que el mío sea como un juego.
- ¿Tienes miedo a la aceptación del final?
Bueno… si y no. No tengo miedo más que nada porque no lo puedo cambiar. He estado mucho tiempo dándole vueltas y era el que me parecía más redondo y el que trasmitía a la novela el sentimiento de que la novela va de una familia.
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