La artista María Miralles expone sus últimas obras en el espacio Lobby Art Gallery del Hotel Emperador de Madrid hasta el próximo 30 de junio
“La fotografía capta lo visible, pero lo invisible, lo esencial, es lo que debe tratar de captar la pintura”. Partiendo de esta premisa, María Miralles nos invita a dar un paseo por nuestro mundo interior a través de sus cuadros, que sirven para canalizar todas esas emociones que muchas veces sentimos pero no somos capaces de expresar en voz alta.
En el corazón de la Gran Vía, su serie ‘Lo invisible’ nos trae luz y color, pero también esconde oscuridad ya que, como la propia artista confiesa, “este último año ha sido difícil para mí, así que pintar funcionaba como una terapia para poder ir más allá del dolor”. Por ello, aunque la tristeza fue el punto de partida de la mayoría de sus obras –al contrario que en su serie anterior, donde refleja sensaciones positivas de sus viajes por todo el mundo-, Miralles continúa en la línea que caracteriza su pintura. Armonía, intensidad y ese brillo único que ahora consigue mediante el uso del pan de oro.
Conversar con María mientras contemplas su obra es volver a la infancia, igual que sucede con la magdalena de Proust. Hoy en día, parece que el ser humano experimente un creciente analfabetismo sentimental que también puede trasladarse al campo artístico. La incapacidad para comunicarnos en un mundo hiperconectado nos lleva a buscar alternativas para conseguir desnudar el alma y recordar cómo nos sentíamos hace años, meses, semanas u horas. Entre esas alternativas se encuentran las pinturas, al óleo y en acuarela, de María Miralles.
Resulta interesante conocer su opinión acerca de las reticencias que normalmente despierta en el público cualquier exposición de arte abstracto que además se encuentre fuera de los museos convencionales. Para empezar, nuestra apertura de miras suele ser bastante limitada en estos casos, ya que tenemos miedo de no poder identificar inmediatamente lo que vemos. Pero es normal que nos frustremos al no comprender lo que hay detrás de una obra no figurativa; precisamente, la subjetividad es parte de su razón de ser, haciendo posible que un mismo cuadro suscite mil cosas diferentes en función de las experiencias personales del espectador. Otro punto a tener en cuenta es la existencia de galerías de arte que “más que facilitarle las cosas a los posibles clientes, los presionan y agobian con charlas interminables”. El hermetismo que desprenden la mayoría de estas galerías consigue alejar a un público interesado en arte que quizá jamás vuelva a visitarlas, una situación cuando menos deprimente.
La pintura abstracta de María se asemeja al resultado de un diluvio emocional que no sigue unos patrones exactos. No obstante, ninguna decisión es tomada a la ligera, salvando algún que otro impulso de la artista a la hora de ejecutar la obra. María asegura que realiza múltiples bocetos y pruebas de composición y de paletas de colores antes de crear cada una de sus series. Miralles no es una recién llegada al mundo del arte y la decoración; licenciada en Bellas Artes, ha participado en numerosos eventos, ferias y exhibiciones que han tenido lugar en galerías de Europa, EEUU y China. Sin embargo, ha sabido aprovecharse de la tecnología –y más concretamente de redes sociales como Instagram- para reinventarse, ofreciendo a una comunidad online cada vez mayor obras bajo demanda que se ajustan a todo tipo de presupuestos.
Aunque la inauguración de la muestra ‘Lo invisible’ tuvo lugar el pasado jueves 6, cabe recordar que podrá visitarse hasta el próximo 30 de junio en el Lobby Art Gallery del Hotel Emperador de Madrid, en un horario completamente flexible y con total libertad. Una apuesta que pretende que tanto madrugadores como trasnochadores disfruten por igual del placer de “lo que no puede verse, solo sentirse”. Con un café o una copa en la mano, por qué no.
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