Por trece razones (13 Reasons Why)

«Hola, soy Hannah, Hannah Baker. Así es, noto que es lo que sea que estés usando para escucharme. Soy yo, en vivo y en estéreo. No daré más pases ni haré bises. Y esta vez, no aceptaré peticiones. Coge algo para picar y ponte cómodo porque estoy a punto de contarte la historia de mi vida. La razón por la que mi vida se terminó. Y si estás escuchando esta cinta, eres uno de los motivos.»

Por trece razones (13 Reasons Why), es la nueva serie original de Netflix que adapta el bestseller de Asher Jay. La historia gira en torno a las 7 cintas de casete, más concretamente a 13 de las caras de estas, en las que Hannah Baker cuenta uno a uno, los trece motivos que la llevaron a suicidarse. Clay, uno de sus compañeros de clase (y que también aparece en estas cintas) será quién nos guie a través de ellas. De esta forma iremos adentrándonos en el mundo del instituto (al más puro estilo americano, pero que no por ello dejamos de identificarnos con él), abordando temas como el bullying, la violación o el suicidio. Temas complicados y hasta ahora bastante tabú, pero que son una realidad y necesitan ser tratados.

Es una serie muy dura, pero también muy necesaria.

No recomendada para menores de 16 años, debido a la brutalidad de las imágenes en ciertos capítulos (siempre avisado al principio del mismo).  Funciona como un thriller, enganchando al espectador desde el primer momento. Cuenta la historia por medio de saltos en el tiempo, mezclando así el pasado con el presente; algo que no es ni mucho menos un problema, ya que enseguida nos damos cuenta de los recursos utilizados para marcar ambos tiempos: las tonalidades cálidas cuando Hannah aún estaba viva, frente a las frías y tristes del presente; la herida de Clay en la frente existente en el presente pero no el pasado, los golpes de Alex en la cara…

13 reasonsLa serie no solo pone los temas sobre la mesa, sino que profundiza en ellos. Te hace reflexionar, pensar en cuantas veces podrías haber hecho algo y no lo hiciste, en cuantas veces no has frenado la broma, o simplemente no le has dado importancia. “Todo el mundo sabe que un rumor no se puede desmentir” y tal vez tú no le des importancia, tal vez de hecho no la tenga, te parezca gracioso, o sea el tema de conversación del momento y no te puedes quedar atrás;  pero puede estar haciendo daño, mucho daño. ¿Lo habías pensado?.

Todos hemos sido alguna vez Hannah Baker, pero también una de las 13 razones.

Nuestros actos tienen consecuencias, siempre. Y esto es una de las cosas que esta serie nos enseña. No solo está haciendo daño aquel que empieza una broma, sino también el que se ríe. No solo hace daño el que empieza a escribir la típica lista de «guapas y feas de la clase», sino también el que la comenta. No solo está cometiendo un delito el que fuerza a otra persona a tener relaciones sexuales sin consentimiento, sino también el que lo oculta. No solo puede destruir a una persona el atacarle, sino también el que nadie se dé cuenta de que esa persona necesita ayuda; o peor aún, saber que la necesita y no hacer nada.

Así, Por trece razones pone en pantalla realidades palpables cada vez más en nuestra sociedad. Y nos critica, de una forma de la que nadie se puede defender.

«No lo niegues, espías a gente a diario. Siempre observamos a alguien, seguimos a alguien, alguien nos sigue. Facebook, Twitter, Instagram… nos han convertido en una sociedad de acosadores, y nos encanta.»

En todo momento trata de impactar, dirigiéndose principalmente al público joven, pero no de forma exclusiva. Es una serie destinada también a los padres y a los profesores. Todos podemos identificarnos con sus personajes. Dejando a un lado la parte más americanizada de la serie (las animadores, el apoyo al deporte en el instituto, las fiestas descomunales en las casas, las taquillas…), el mundo en el que se desarrolla es un mundo cercano para todos; y de ahí la identificación, la empatía, el dolor.

Sin título

Tenemos que aprender a ser mejores compañeros, mejores profesores, mejores padres, mejores personas. Debemos aprender a escuchar, y a no mirar para otro lado cuando alguien necesita nuestra ayuda.

Que ninguna cinta sea para ti. Que no tenga que existir ninguna.

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