Lo que la nueva ‘Mujercitas’ nos enseña sobre feminismo

El 25 de diciembre llegó a las salas españolas la nueva adaptación del clásico de Louisa May Alcott, más fresco y juvenil que nunca

Hay clásicos y clásicos. Películas “palomiteras” y peliculones. A la gran pantalla tiene que llegar de todo. Como regalo de Navidad, la directora estadounidense Greta Gerwig ha querido ofrecernos otra de sus joyas cinematográficas, algo que ya haría en 2017 con la galardonada Lady Bird. Para ello ha confiado de nuevo en los excepcionales Saoirse Ronan y Timothée Chalamet para encarnar los papeles protagonistas de Josephine March (Jo) y Theodore Laurence (Laurie).

Jo, Amy, Beth y Meg son cuatro hermanas adolescentes cuya historia de crecimiento personal transcurre en el Massachusetts de la Guerra Civil Americana. Marcadas por la ausencia de una figura paterna, descubrirán la importancia de los lazos familiares y del primer amor. A diferencia de otras versiones de décadas anteriores, como la de Cukor, Le Roy o Armstrong, la “Mujercitas” de Greta Gerwig se inspira tanto en la novela clásica –con ligeras variaciones en el argumento original que no viene al caso mencionar para evitar spoilerscomo en los escritos de May Alcott, y se desarrolla al tiempo que el alter ego de la autora, Jo March, reflexiona sobre su vida ficticia ante el potencial editor de su novela.

Otra de las principales diferencias en el relato respecto a las demás adaptaciones cinematográficas es su tratamiento formal, ya que se muestran retazos de la adolescencia de las cuatro hermanas junto a su amigo Laurie en forma flashbacks. La estructura no lineal del filme permite conocer más de cerca los hechos que condujeron a la situación actual que vive la familia March, ocupándose por una parte de la infancia, y por otra, de la vida adulta, lo que supone una agradable novedad. Aquellos lectores que tuvieran la oportunidad de disfrutar de las novelas que sucedieron a “Mujercitas” por petición editorial –es el caso de “Aquellas mujercitas”-, quedarán encantados con algunos de los pasajes finales, instantáneas conmovedoras dentro y fuera de la pantalla.

Instantáneas donde tanto el vestuario como la escenografía ayudan a crear una deliciosa armonía de colores pastel que, sin embargo, también funciona como contraste según la secuencia o el personaje. Nada chirría, nada parece fuera de lugar. En una atmósfera de pura utopía novelesca, nada suena irreal. Ni las quiméricas palabras de Jo en boca de Saoirse Ronan, ni las múltiples apelaciones al espectador en las que los protagonistas miran directamente a cámara, rompiendo la sagrada cuarta pared en una decidida búsqueda de empatía. Además, por si todo esto fuera poco, la música de piano de Beth –presagio de un trágico desenlace- termina por derretirnos el corazón.

En la nueva “Mujercitas”, la historia de las hermanas March, jóvenes mujeres decididas a vivir según sus propias normas, es atemporal y a la vez de total actualidad. Aunque el mensaje feminista se percibe edulcorado en ciertos momentos de la cinta, algunas de las frases del guión suenan rotundas y decididas, y son sin duda una pieza clave en la comprensión global de la historia. Las cuatro hermanas tienen personalidades muy distintas, incluso polarizadas –como sucede, por ejemplo, con Jo y Amy-, representando modelos de conducta femeninos que no siempre se ajustan a los patrones estereotípicos de la época. Pero es eso, justamente eso, lo que deslumbra en la obra de Louisa May Alcott generación tras generación, algo a lo que Gerwig ha sabido sacarle brillo. No hay que olvidar que Alcott fue una mujer comprometida desde el principio con el movimiento abolicionista y el sufragismo, y que escribió –oculta tras el seudónimo de A. M. Barnard-  una colección de novelas y relatos en los que se trataban temas tabúes como el adulterio o el incesto.

Así es también Jo, obstinada aspirante a escritora, una joven libre de ataduras, que desea por encima de todo vivir una vida plena e independiente. Enemiga de ideas tales como el matrimonio o la maternidad, como queda bien claro desde el principio.

“Soy feliz tal y como soy, y amo mi libertad demasiado como para renunciar a ella por cualquier hombre”

Jo March

 “Mujercitas” es, en definitiva, una historia que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, si se tiene en cuenta la relativa flexibilidad que su permite su argumento. Un clásico –mil veces reinventado- que mantiene el latente espíritu violeta de su autora, aquella mujer que se embarcó en la maravillosa aventura de escribir, en un mundo donde solo a los hombres les estaba permitido dejar huella.

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