Javier Ruescas: “Los jóvenes están creando nuevas formas de expresión simplemente con estar vivos”

Conversamos con uno de los grandes iconos de la literatura infantil y juvenil en español

31 años. Madrileño. Millenial. Periodista desde que se licenció en 2010. Escritor prácticamente desde la cuna. Booktuber y profesor de escritura creativa a ratos. Numerosas facetas para un joven poliédrico, que a pesar de sus continuos éxitos, parece seguir disfrutando con el proceso de escritura y publicación de cada una de sus novelas como un niño en la noche de Reyes.

En medio de una intensa gira de presentación y firmas de Cuentos de Bereth: El último dragón, primer volumen de la saga reeditada por la editorial Montena, Javier Ruescas se muestra exultante y agradecido.

 

No es la primera vez que haces una gira de firmas con Cuentos de Bereth, la trilogía que escribiste hace ya una década, con apenas 20 años. ¿Esta gira te está dando sorpresas o es una especie de deja vu de la anterior?

Me está dando muchas sorpresas, sobre todo porque al haber pasado más de diez años de su publicación, la mayoría de los lectores son nuevos. Aunque, ahora que lo dices, algunos lectores más veteranos se acercan con las dos ediciones, cosa que me hace mucha ilusión. Al final, lo que hace única una presentación son las personas que comparten contigo su tiempo. La energía que se genera, las conversaciones. Esta vez estoy conociendo ciudades que no tuve la oportunidad de visitar con la primera gira, y también conociendo a mucha más gente.

Una de las escritoras a las que admiras y que también es un referente aquí en España, Laura Gallego, dijo en una ocasión que el verdadero escritor escribe “porque” y no “para”. ¿Cuáles fueron tus razones para empezar a escribir?

Para mí, escribir siempre ha sido una necesidad vital, un deseo de dar a conocer mis propias historias. A la mayoría de los escritores, por no decir a todos, les sucede lo mismo. Pasas mucho tiempo solo, dándole vueltas a las tramas y a los personajes que creas, y realmente tienes que sentir pasión por ello porque si no no entiendo por qué alguien perdería tanto tiempo en algo así. Pienso que nadie debería hacerlo solo por el dinero, porque además no sabes si ese dinero va a llegar, o por la fama, porque tampoco sabes si va a llegar. 

Dices que el escritor pasa mucho tiempo en soledad, pero no es del todo tu caso, porque has sido coautor de varios libros, como Pulsaciones o  la saga Electro. ¿Escribir a cuatro manos es como tocar a cuatro manos? ¿Se crea una simbiosis, o hay lucha de egos a la hora de tomar ciertas decisiones sobre la trama o el estilo?

Es una simbiosis cien por cien, porque aparte de que los dos tenemos que estar coordinados, debemos aprender a ceder en algunos momentos y saber imponer en otros. Hay que ser muy generoso siempre a la hora de construir una historia. También es muy necesario conocer bien a la otra persona y confiar en ella, saber cuáles son sus fortalezas y sus debilidades, al igual que tú ser consciente de las tuyas, para que haya un equilibrio. Es un trabajo que se ha de conseguir poco a poco. Escribir solo es lo habitual, pero compartir esa soledad, esos pensamientos que te rondan la cabeza, aunque sea difícil, también es algo muy gratificante.

¿Hay alguna frase de tus libros que defina tu filosofía de vida? Que digas “esta es la frase”, en  mayúsculas.

No te sabría decir, no sé si hay alguna frase concreta. Para empezar, si te soy sincero, soy muy malo recordando citas, ya sean mías o de cualquier otro autor, lo cual es un problema. Pero al final, creo que muchos de mis libros hablan sobre luchar por lo que crees, luchar por tus sueños, luchar por lo que crees que es justo aunque parezca que todo está perdido. Y esa es la idea clave que quiero transmitir.

Cualquiera que lea tu obra se dará cuenta enseguida de que está ante un autor tan cinéfilo como melómano. Me temo que voy a hacerte elegir. ¿Música, cine o literatura? 

Vaya, me lo pones difícil. Menos mal que en realidad no tengo que elegir ni descartar ninguna. (Risas) Pues… me imagino que la literatura. Sí, la literatura. Es la esencia de todo.

Aparte de ser escritor, las nuevas tecnologías te han permitido desarrollar otra de tus facetas. Hace unos años decidiste crear un canal de YouTube y sacarle partido a tus redes sociales para crear tu propia marca personal. ¿Qué consideras que te ha aportado más: tu faceta como escritor o como booktuber?

Son dos cosas diferentes, y he tenido la suerte de que ambas me han aportado muchísimo. Como escritor, he podido conocerme más a mí mismo, construir mundos y conectar con lectores de todas partes de manera muy personal. He podido viajar, en definitiva. Pero el canal de YouTube me ha permitido también vivir experiencias únicas, y lo bueno es que no tengo que elegir. Desde el principio he tenido claro que quería que fuesen dos actividades complementarias que luchasen por un objetivo común: la creatividad y el fomento de la lectura.

Sabes de primera mano que las nuevas generaciones tienen que hacer frente a numerosos prejuicios y estigmas, relacionados con las nuevas formas de consumo cultural y esa aparente pérdida del interés por aprender. Como alguien que está en contacto directo con los jóvenes y que además es uno de los líderes seleccionados por la comunidad Global Shapers… ¿qué crees que la generación millenial y la Z pueden aportar al mundo de la cultura en general y de la literatura en particular?

Al mundo de la cultura pueden aportar absolutamente de todo. Simplemente con estar vivos están creando nuevos conceptos, nuevas ideas, nuevas formas de expresarse. Por no mencionar que están utilizando las nuevas tecnologías para hacer cosas increíbles, ya que no se limitan a utilizarlas, sino que son capaces de reconvertirlas a su gusto. Aprenden solos, porque el mundo audiovisual está tan presente en sus vidas que pueden hacer maravillas con las herramientas que aquellos que hemos vivido de manera más analógica no controlamos tanto. Y toda esa inmediatez, esas nuevas formas de contar, y ese gusto por los pequeños detalles que se va perdiendo con la edad, repercuten muy positivamente en la literatura. 

¿La literatura juvenil ha alcanzado el puesto que se merece dentro del panorama literario o aún le queda camino por recorrer?

Yo creo que aún le queda camino por recorrer, pero afortunadamente la gente se va dando cuenta de que tener prejuicios es absurdo, como con todo. La literatura infantil siempre ha estado ahí, aunque es cierto que la literatura para adultos parece que se ha consolidado antes. Pero con la llegada de las nuevas generaciones, que hemos convivido con las sagas juveniles desde pequeños, se está cambiando esa concepción. Yo al menos trato de cambiarlo desde mi puesto.

Parece también que todavía resulta difícil integrar a personajes de la comunidad LGTBI en las novelas young adult porque o bien resulta forzado, o se perpetúan ciertos estereotipos, o parece que los autores lo hacen con el objetivo de atraer más lectores. ¿Cómo ves tú esta situación y cuáles son para ti las claves para crear un personaje LGTBI creíble y que no quede relegado a un eterno segundo plano?

El problema yo no lo veo tanto en el hecho de que los personajes LGTBI sean secundarios o protagonistas, sino en que suelen adoptar papeles cómicos o con estereotipos muy marcados. Cuantos más protagonistas sean de la comunidad, mejor, así vamos acostumbrando a los que no están de acuerdo con estas cosas. Lo que más me preocupa, sin embargo, es que sean realistas y sinceros. Que ser gay o lesbiana no les defina, sino que sea su personalidad la que haga que se conviertan en un referente para los lectores. Que se construyan sobre sus valores, sobre sus sueños, sobre sus miedos o debilidades. Esa es la verdadera clave. No todos los que salimos del armario tenemos una historia bonita y sencilla, pero tampoco todos tenemos una historia dramática. Es importante saber reflejar eso para que el mensaje llegue a los lectores, sean del colectivo o no.

Escribir, como dices, es una manera efectiva de hacer llegar un mensaje desde un individuo a la sociedad. Como autor de relatos para antologías como No te calles o Y ahora ganas tú, sobre casos de bullying, ¿Piensas que es más fácil hacer crítica social en forma de relato breve, o prefieres la novela para eso?

Cuando me planteo este tipo de historias, más que en la crítica pienso en los personajes, en que tengan una buena historia que contar y en que esa historia conecte conmigo, así que no me importa tanto si se trata de un relato o una novela. Lo que quiero es que todo quede bien narrado en el espacio que tengo. Me preocupa más la idea en sí que la extensión. Si me lo proponen para una antología, sé el tiempo que tengo para hacerlo. Si me dan más libertad, y confío en que la idea puede desarrollarse mejor en una novela, escribo la novela.

Tu reinterpretación de algunos cuentos tradicionales es algo que llama bastante la atención en libros como Por una rosa o Cuentos de Bereth. Teniendo en cuenta que la situación política actual de nuestro país parece una especie de ficción… ¿a qué cuento de hadas lo asociarías y por qué?

Mmmm, pues la verdad… es que es complicado. Me has pillado, porque los primeros cuentos que se me vienen a la mente son los más clásicos, así que voy a tirar por ahí. Me parece que es un poco como en La Bella Durmiente, porque están todos dormidos y a este ritmo van a pasar 150 años sin tener un gobierno en condiciones. (Risas) Pero también hay un poco de Caperucita Roja, con esos lobos que nos intentan atraer con mentiras para luego engañarnos y no hacer nada de lo que prometieron. Creo que sería como una mezcla de esos dos.

Nuestros políticos podrían aprender mucho de los cuentos para niños.

Desde luego. Desde luego.

 

«Nadie debería escribir solo por el dinero o por la fama, porque nunca sabes si ese dinero o esa fama van a llegar»

Javier Ruescas

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