Mano derecha de Muñoz Calero en Ovillo y ferviente defensor del producto de temporada, el chef madrileño Javier Murguizu abre las puertas de proyecto más personal: una taberna con la que busca recuperar y poner en valor la esencia y los platos clásicos –algunos casi extintos– de la cocina castiza.
Los callos, el rabo de toro, los escabeches y encurtidos caseros, el salpicón de gamba roja y las chuletitas de conejo al ajillo –un icono casi olvidado del Madrid tabernario– son algunas de sus especialidades.
Su propuesta se estructura en torno a una carta sencilla y pensada para compartir que se completa con un menú del día y con un amplio apartado de sugerencias en el que no faltarán los platos de cuchara y producto de lonja.
Ubicada en José Abacal, la nueva taberna recuerda a un alegre patio lleno de vida, con buen ambiente y luz natural, y cuenta con una quincena de vinos por copas –que incluye referencias muy escogidas, vinos de Madrid y jereces– y buena variedad de vermús de diversas procedencias.
La de Murguizu es una cocina de respeto al producto, que se presenta sin florituras, pero que denota mucho trabajo, mimo y dedicación detrás de cada preparación. Todo se elabora en casa, destacando en este sentido los escabeches y encurtidos en los que, además del vinagre, utiliza diferentes vinos, licores, vermús y hierbas aromáticas haciéndolos muy especiales y diferentes. Entre ellos sobresalen los de pescados –desde los clásicos de pescados azules, mejillones o boquerón hasta otros menos habituales como el de palometa–, así como los escabeches de setas y caza –codorniz, conejo, perdiz…– en temporada.
La propuesta de El Patio de Abascal se completa con un menú del día a 18 € (primero, segundo y postre) y con una muy bien escogida carta de bebidas que incluye casi un centenar de vinos por botella, una quincena de vinos por copas entre los que se podrán encontrar vinos de Madrid, referencias frescas, modernas y curiosas o jerez en rama y una amplia selección de vermús de diferentes procedencias.
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